El
agua de mar puede ser no sólo la solución al problema de desnutrición de
millones de personas sino la de numerosas patologías. Así lo defienden ya
diversas organizaciones entre las que se encuentran la Fundación Seawater
-dedicada a la investigación y difusión tanto de sus características como del
uso que se le puede dar en agricultura, ganadería y nutrición y que preside
Ángel Gracia, autor entre otros libros de El poder curativo del agua de mar.
Nutrición orgánica y Cómo beneficiarse con el agua de mar- y la Fundación Aqua
Maris. Hay hasta quien asegura que una vez depurada puede beberse directamente
y que ingerida periódicamente alcaliniza el organismo previniendo todo tipo de
patologías.
“¿Tiene la mayoría de los científicos y
profesionales universitarios de las ciencias biológicas la suficiente humildad
como para admitir que un ciudadano común carente de los privilegios
universitarios que otorga un título académico, caso de René Quinton, venga a
decirles que el 70% de su volumen corporal es agua de mar? Parece que la gran
mayoría de esos científicos y responsables de la salud pública no pueden
soportar la verdad de este hecho tan fácil de comprobar en la naturaleza. Esa
mayoría científica no tiene la suficiente humildad como para aceptar su
desconocimiento de lo que contiene el agua de mar que conforma el 70% del
contenido del planeta Tierra y también, repetimos, de su volumen corporal. Y
por ello no les importa seguir ignorando que el agua de mar es el nutriente
orgánico más completo de la naturaleza”.
Con
palabras tan rotundas como éstas -extraídas de su libro El poder curativo del
agua de mar. Nutrición orgánica-se expresael español Ángel Gracia, presidente
de la Fundación Seawater -con sede en Florida (EEUU)- que a diario trata de
convencer a la gente de la posibilidad de solucionar las deficiencias
nutricionales y sanitarias de gran parte de la población menos favorecida
-sobre todo de la infantil- utilizando agua de mar como recurso natural,
biodisponible, orgánico y gratuito. Un objetivo que igualmente mantiene la
Fundación Aqua Maris que preside Francisco Sánchez cuyo fin es dar a conocer
sus posibilidades terapéuticas y dietéticas y, a tal fin, promover la creación
de dispensarios marinos en todo el mundo para que en ellos se suministre agua
de mar de forma gratuita y los seis millones de niños que mueren en el mundo
cada año por desnutrición, los cuatro millones que mueren por la mala calidad
del agua que beben y los 1,7 millones que fallecen por enfermedades diarreicas
puedan evitarse. Pero, ¿realmente es eso posible? ¿Tienen razón?
EL
MAR, CUNA DE LA VIDA
El
medio marino es el ecosistema más importante de la Tierra. Sólo por su masa
térmica y el poder calorífico del agua constituye el regulador de la
temperatura del planeta. Sin él las noches serían polares, los días un horno y
la vida imposible. Es un elemento vital que asegura la conservación de nuestro
medio en unos límites tolerables para la vida. El agua de los océanos, para los
organismos que se desarrollan en ella, tiene pues una función análoga a la del
medio interno para las células humanas. Si se estudia la composición de las
diferentes sales y oligoelementos que constituyen la matriz salina marina se
observa que la proporción y la forma en que está presente cada uno de esos
elementos no es accidental y que cualquiera que sea la naturaleza de los
aluviones fluviales, del polvo transportado por el viento o de los fondos
marinos removidos por corrientes oceánicas la concentración relativa de
minerales en el océano es siempre sorprendentemente estable. El mar, al igual
que un organismo, posee su propia homeostasis, su propia regulación interna y
su comportamiento presenta una analogía impresionante con la del medio interno
del organismo humano. “Los mismos elementos –señala el investigador francés
Philippe Goeb en su trabajo Plasma marino y plasma humano- desempeñan funciones
análogas por medio de reacciones o cadenas de reacciones vecinas con el fin de
asegurar las mismas funciones y en concentraciones similares. Por ejemplo, en
el interior del cuerpo humano el tampón principal es carbonato-bicarbonato,
cuyo ciclo, ligado al mecanismo respiratorio, permite compensar la aportación
constante de subproductos metabólicos ácidos a fin de mantener un pH orgánico
ligeramente alcalino. Regula igualmente la presión parcial del CO2 y del oxígeno
disuelto en los líquidos fisiológicos. Pues bien, en el medio marino ese mismo
tampón carbonato-bicarbonato permite, en sus intercambios con la atmósfera a
través de la epifase marina, regular por una parte la presión parcial del CO2 y
oxígeno disueltos y, por otra, el pH alcalino del agua de mar”.
El
medio interno de nuestro organismo y el agua de mar cumplen en suma las mismas
funciones, uno en relación con las células, otro en relación con los
microorganismos del ecosistema marino. Y uno y otro precisan de un adecuado
equilibrio capaz de mantener las condiciones físico-químicas acordes con el
desarrollo de la vida. Los dos son por tanto medios minerales cuya homeostasis
y estructura química son el fruto de una precisa regulación biológica. Es más,
todos los análisis muestran que sus composiciones respectivas son casi
idénticas. Y es que el agua de mar no es agua con sal. Es agua que contiene los
118 elementos de la tabla periódica en su forma orgánica y biodisponible. Los
iones de sodio y cloro se encuentran por separado en disolución. El cloro y el
sodio constituyen el 85% de los minerales del agua de mar hipertónica. El 15%
restante lo componen los otros elementos de la tabla periódica.
La
matriz salina de las aguas marinas constituye un medio natural único que es
prácticamente imposible de reproducir de modo artificial. Su composición se
acerca a la del líquido extracelular. Se trata por tanto de un auténtico suero
fisiológico capaz de satisfacer totalmente las necesidades minerales de las
células en todos los seres vivos. Por eso organizaciones como las antes citadas
y multitud de investigadores que han dedicado su vida a estudiar las
propiedades del agua del mar sostienen que la sopa marina debe ser considerada
un recurso hidratante y el nutriente más completo de la naturaleza. Es más,
niegan que un consumo razonable de agua de mar pueda provocar un colapso de los
riñones y la locura como se dice. Y tratan de acabar, congreso tras congreso,
con mitos como los de que un náufrago se volvería loco o incluso moriría si
bebiera agua de mar. Antes bien, sostienen que bebiéndola aumentarían sus
posibilidades de sobrevivir durante decenas de días y así salvarse siempre que
sean cantidades pequeñas. Bebiendo grandes sorbos y gran cantidad al día si se
puede provocar un colapso. El Dr. Bombard, que para hacer su tesis doctoral
pidió que le soltaran en medio del océano para vivir como un náufrago en 1953,
bebió durante tres meses agua de mar –que cogía sólo cuando veía cerca placton-
y al ser rescatado presentaba un inicio de colapso renal.
Valga
un simple ejemplo: en diciembre del 2004 un grupo de seis personas permaneció
en la isla de Fuerteventura una semana bebiendo únicamente agua de mar. No
ingirió ni alimentos ni agua dulce. Sólo agua de mar tal como la recogían del
lugar donde se realizó la experiencia. Pues bien, el control médico y las
analíticas realizadas después no detectaron ninguna alteración en sus
organismos salvo una ligera y saludable pérdida de peso. “Lo único que
consumimos durante la experiencia –nos diría Francisco Sánchez que participó en
ella-fue agua de mar. Cada uno la ingirió a su propio ritmo. Yo, como soy una
persona sistemática, cada tres horas porque es cuando el organismo necesita
reponer nutrientes. Bebía en cada ocasión medio vaso de agua. Bueno, pues al
finalizar la experiencia pudimos comprobar que nadie había sufrido ningún
trastorno fisiológico ni se había vuelto loco. Hoy bebo medio litro al día de
agua de mar mezclada con otro medio litro de agua dulce y el zumo de un limón”.
Pues bien, ese experimento se dio a conocer en el II Congreso Internacional
Agua de Mar, Fuente de Salud y Vida que se celebró en Fuerteventura con la
participación de miembros de 22 universidades, cuatro de ellas españolas y el
resto europeas y americanas.
Cabe
agregar que las conclusiones sobre las propiedades del agua de mar se
sintetizaron en el Encuentro Internacional del Agua celebrado en México en el
2008 y, de forma resumida, son éstas:
-El
agua de mar es un tratamiento eficaz en casos de desnutrición pero también de
gastroenteritis, cólera, atrepsia, tuberculosis, etc. Es más, es un tratamiento
que sería especialmente útil en el caso de los niños desnutridos del Tercer
Mundo.
-El agua de mar
mejora el medio orgánico interno y es eficaz para prevenir patologías.
-El
agua de mar puede utilizarse para reforestar zonas desérticas creando manglares
y piscifactorías que eleven el nivel de vida de las zonas pobres y marginales
y, por ende, generando puestos de trabajo y haciendo innecesaria la emigración
por hambre.
-El
agua de mar, llevada a los hogares y hoteles y utilizada para higiene, limpieza
y ornamentación, produciría un ahorro de agua dulce de un 75% limitando
enormemente la necesidad de trasvases de ríos y la construcción de plantas
desalinizadoras.
Según
Seawater las experiencias recientemente llevadas a cabo en Colombia, Nicaragua
y otros países de Iberoamérica han permitido demostrar que cuando un niño
desnutrido toma tres vasos de agua de mar al día su salud mejora rápidamente.
Beber agua de mar no parece pues tener otro problema que acostumbrarse a su
sabor. “¿Recuerdan sus reacciones la primera vez que probaron un cigarrillo o
un sorbo de coñac o whisky? –explica Ángel Gracia-. Pues un indígena del
Amazonas come gusanos, culebras y monos y alguien ‘civilizado’ espaguetis,
paella y helados. A cualquiera de los dos le repugnaría la comida del otro pero
cada uno aprendió a comer lo que tenía a su alrededor. Bueno, pues aprender a
beber agua de mar no es más difícil que comerse una paella o un lomo aderezado
para un ‘civilizado’ o un sabroso y mantecoso gusano para un indígena del
Amazonas”.
RENÉ QUINTON
La
verdad es que la utilización del agua de mar con fines terapéuticos se remonta
a unos 500 años antes de Cristo. De hecho sus propiedades curativas fueron
conocidas muy pronto por los griegos. El historiador Herodoto, por ejemplo,
escribió que “la cura de sol y de agua de mar se impone en la mayoría de las
enfermedades y, sobre todo, en las afecciones de la mujer”. Eurípides, por su
parte, diría que “el mar cura las enfermedades de los hombres”. E Hipócrates
que es útil “en las afecciones pruriginosas y mordicantes”. Pero la gran
revolución que nos ha conducido a lo que hoy sabemos sobre las posibilidades
del agua de mar se produce a finales del siglo XIX de la mano del investigador
francés René Quinton (vea en nuestra web –www.dsalud.com- el reportaje que ya
dedicamos a este mismo asunto en el nº 30) pues fue quien dio un auténtico giro
científico a lo que se sabía de la terapia marina al demostrar la analogía
fisiológica entre el agua de mar y el medio vital de los vertebrados. Gracias a
sus investigaciones pudieron de hecho extraerse dos leyes importantes que
identifican el agua de mar con nuestro medio celular interno:
-La Ley de la constancia
marina según la cual por elevado que se halle en la escala animal todo ser vivo
se mantiene gracias a un entorno marino interno en el que las células que lo
constituyen siguen viviendo en las condiciones acuáticas en que se encontraba
la célula primitiva. Y,
-La Ley de la
constancia osmótica según la cual los mecanismos de regulación interna del agua
de mar permiten la constancia de una fórmula mineral propia que engloba también
a los llamados elementos “traza” y que está contenida a la vez en el agua de
mar y en el organismo.
Quinton
llegaría con el tiempo a la conclusión de que las enfermedades no son en
realidad sino manifestaciones del ensuciamiento del medio interno a nivel
celular. Y así lo explicaría en su libro El agua de mar, medio orgánico
-publicado en 1904- donde planteó su famosa metáfora del acuario. Para Quinton
las condiciones internas de nuestro estanque acuoso interno deben mantenerse en
equilibrio porque cada vez que éste se altera las células sufren, las funciones
no se desarrollan adecuadamente y los órganos se terminan deteriorando. Y al
igual que al renovarse el agua de un acuario la vivacidad de los peces se nota
casi inmediatamente renovar con agua de mar el medio extracelular debería ser
útil siempre que éste se halle sucio por cualquier causa: envenenamiento
químico, infección microbiana, insuficiencia de los órganos eliminadores,
defectos de ciertos aportes alimentarios, etc. Por lo que decidió demostrarlo.
¿Cómo? Pues intentando regenerar células y tejidos inyectando agua de mar pura en
seres vivos. Para ello idearía un procedimiento que permite convertir el agua
hipertónica del mar –que concentra en 35 gramos por litro todos los minerales
existentes- en agua isotónica –cuya concentración es de sólo 9 gramos por
litro-. Y eligió ese porcentaje, esa concentración, porque es la del medio
interno de todos los vertebrados, incluidos los peces. “En definitiva -escribió
Quinton-, el líquido que se debe inyectar es un agua de mar muy pura -captada
mar adentro en condiciones que asegure esa pureza- a la que hay que agregar
agua destilada en un término vecino a la isotonía orgánica -dos partes de agua
de mar por cada cinco de agua destilada-, cuidadosamente verificada. Hecha la
mezcla debe finalmente esterilizarse mediante filtrado”. Bueno, pues tan
sencilla fórmula -salvo que Quinton se dio cuenta luego de que no podía usarse
agua destilada sino de manantial-es lo que hoy conocemos como plasma de
quinton.
René
Quinton, para demostrar la similitud de nuestro fluido orgánico y el agua de
mar, experimentaría con perros a los que sustituiría la práctica totalidad de
su sangre enferma por plasma marino. Demostraría así -¡en 1897!- que es posible
extraer totalmente la sangre de un perro y reemplazarla por agua de mar
isotónica porque en apenas unos días el organismo vuelve a producir los
glóbulos y plaquetas que convierten ese agua marina en sangre. Es más, además
de curarse los animales mostraban luego una vitalidad notablemente mayor. Y es
que el agua de mar y la sangre tienen una composición casi idéntica aunque sea
en concentraciones distintas.
Tuvieron
que pasar sin embargo décadas para que algunos médicos le escuchasen. Fue el
caso de un grupo de investigadores del departamento de Fisiología de la
Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna que en 1975 se animó a
llevar a cabo experiencias similares con varios perros a los que se les extrajo
sangre y a continuación se les inyectó por vía intravenosa una cantidad
equivalente de agua de mar. Sin problemas. Claro que ese procedimiento ya había
sido utilizado durante la II Guerra Mundial para compensar la pérdida de sangre
de los heridos en combate. Lo lamentable es que luego decidió no volver a
tenerse en cuenta tal posibilidad, siquiera como recurso en casos de
emergencia. ¿La razón? Se hubiera visto en peligro el negocio de la
compra-venta de sangre. Así que hoy se sigue infundiendo sangre a quien lo
necesita en lugar de plasma de quinton a pesar de que la sangre puede
transmitir muchas patologías.
DISPENSARIOS
MARINOS
En
1905 Quinton, convencido de las posibilidades terapéuticas del agua de mar
isotónica, comenzaría a inyectarla incluso en lactantes. Creando al poco tiempo
dispensarios marinos para tratar en ellos a las personas enfermas. Un redactor
de la revista francesa Intransigeant escribiría sobre ello en 1907: “Los
trabajos de Pasteur nos aportan una concepción de la enfermedad, los de Quinton
una concepción de la salud. ¿Qué es el agua de mar? Es un suero que no ataca a
ningún microbio en particular sino que da a la célula orgánica la fuerza para
luchar contra todos ellos”.
Quinton
demostraría luego ampliamente que el agua de mar isotónica es eficaz hasta en
casos de cólera, tifus, tuberculosis, anorexia, enfermedades de la piel,
distrofias infantiles y déficits nutricionales graves así como en cualquier
patología que implique desequilibrios hídricos. Sus éxitos terapéuticos se
sucedieron. De hecho no hay más que rastrear la literatura de la época para
darse cuenta del impacto de su trabajo. El doctor Robert Simon, por ejemplo,
hizo en su obra Applications thérapeutiques de l'eau de mer un inventario de
las primeras indicaciones del método -muy usado por él mismo- concluyendo lo
siguiente: “Tras sólo tres años de experimentos nadie puede prever los límites
que el futuro concederá a este método. Los últimos ensayos -gota, reuma,
ciática y tos ferina- nos autorizan a pensar que el ámbito de sus aplicaciones
se irá extendiendo y lo general de su acción le valdrá un lugar muy importante,
quizás preponderante, entre los agentes curativos de que dispone la medicina”.
En
1943 el plasma de quinton sería presentado en el Laboratorio Nacional de
Control de Medicamentos de Francia e inscrito como fármaco bebible, inyectable
y de uso tópico a una concentración de 9 gramos de sales minerales por litro.
Lamentablemente el poder de los laboratorios farmacéuticos tras la II Guerra
Mundial fue creciendo y las experiencias de Quinton pasarían a un segundo
plano. A pesar de lo cual en la década de los setenta se otorgó elAMM -el
equivalente al Registro Sanitario Español- al plasma de quinton y también a un
preparado con una concentración de 21 gramos de sales por litro). Sin embargo,
en 1982 ambos preparados dejaron de ser reembolsados por la Seguridad Social y
luego perderían el AMM al no poder adecuarse el laboratorio fabricante a las
nuevas normas exigidas por la Comunidad Europea en 1993. Con lo que desde
entonces el preparado isotónico de Quinton se comercializa como complemento
alimenticio y no puede administrarse por vía intravenosa ni subcutánea a pesar
de haber demostrado clínicamente en el pasado su eficacia terapéutica. Había
que proteger a los fabricantes de fármacos aunque éstos sean en general
peligrosos y no curen nada.
Agregaremos
que en la actualidad son los Laboratorios Quinton de Alicante los que en España
mantienen íntegros los protocolos del investigador francés para la producción
del plasma-isotonico o hipertónico- como complemento revitalizante. “El año
2005 –nos diría Marco Paya, Director de Investigación de Laboratorios Quinton y
miembro del Consejo Asesor de Discovery DSALUDdesde su creación- los
norteamericanos encontraron 98 minerales y elementos ’traza’ así como 206
isótopos en el agua de mar midiendo grandes cantidades de agua del pacífico..
Hoy, según un trabajo hecho por la Universidad de Alicante, se ha demostrado
que en una ampolla de plasma de quinton de 10 militros pueden encontrarse 78
minerales y elementos ‘traza’ con lo que podemos decir que en el agua de mar
está todo lo que existe sobre la Tierra”.
¿Y de dónde
obtienen los Laboratorios Quinton el agua de mar que usan sus preparados? Pues se sigue
extrayendo de los mismos sectores marinos indicados por René Quinton en 1904, a
10 metros del fondo y 30 de la superficie (evitando pues la zona a la que llega
la luz del sol). “Recogemos el agua de mar –nos diría Marco Paya-en los mismos
puntos que determinó Quinton usando un péndulo en el Canal de la Mancha. Lo
singular es que hoy puede constatarse con fotos de satélite que en ellos hay
vórtices, torbellinos donde se reproduce la vida. De allí la obtenemos”. Bueno,
pues los trabajos de la Université Internationale de la Mer de Cagnes sur Mer
(Francia) han demostrado la importancia de esta elección, tanto por la
seguridad como por la pureza del producto pero sobre todo tras los 40 años de
investigaciones del profesor Maurice Aubert -fundador de esa universidad-
porque permitieron explicar por qué las sales minerales se transforman en
orgánicas en esos torbellinos, fenómeno que describió como Biocenosis: Así como
que desde un punto de vista terapéutico el llamado plasma de quinton tiene las
mismas posibilidades que el plasma humano para servir de soporte mineral a la
vida celular. Por eso se explican sus sorprendentes propiedades terapéuticas
que, por cierto, se deben a que permite.
...recargar
hidroelectrolíticamente el organismo. Las sales, a través de los mecanismos de
presión osmótica y de la regulación renal, aseguran el balance hídrico del
organismo con lo que se asegura una adecuada aportación hidroelectrolítica en
patologías agudas como deshidratación, diarreas agudas, shocks hipovolémicos,
quemaduras y reanimación pre y postoperatoria así como regular patologías
crónicas graves con carencias, desmineralización y espasmos.
…reequilibrar las
funciones a nivel enzimático. Los minerales marinos en forma de plasma marino
tienen una biodisponibilidad excepcional y afectan al conjunto de ciclos
metabólicos, generales y específicos; por ejemplo, modificando las estructuras,
las secreciones hormonales y la producción de anticuerpos. Esto se aplicaría
particularmente para las enfermedades graves en las que el tratamiento de
terreno mineral se impone como un complemento a menudo inevitable.
...regenerar las
células. El plasma marino no actúa contra un síntoma concreto sino que
contribuye al buen funcionamiento global del metabolismo. Regenera el medio
interno favoreciendo de este modo la actividad celular y, con ella, toda la
actividad orgánica.
El ya mencionado
Philippe Goeb defiende por ello en su trabajo Plasma marino y plasma humano la
necesidad de reexaminar el conjunto de las experiencias terapéuticas obtenidas
en la primera mitad de siglo XX y explorar el uso del plasma de mar en nuevas
patologías donde podría ser muy útil. Según apunta especialmente en
las…
…patologías de
terreno: enfermedades autoinmunes, problemas de reumatismo, alergias, etc.
…patologías
infecciosas: otorrinolaringológicas y broncopulmonares.
…carencias masivas:
deshidratación, diarreas, vómitos, hemorragias y desequilibrio mineral agudo.
Y,
desde luego, podría utilizarse como tratamiento complementario en patologías
como el cáncer que entrañan una severa intoxicación del medio interno.
LOS DISPENSARIOS
MARINOS
En
suma, nadie que entienda los datos aquí reflejados puede dudar de los beneficios
para la salud del plasma de Quinton aunque ya no pueda comercializarse bajo ese
nombre sino como complemento alimenticio. Así que lo que resulta más novedoso
es el uso de agua de mar de forma directa. De hecho su consumo directo está en
la base de los llamados Dispensarios Marinos, proyecto propuesto por
organizaciones como Aquamaris, Seawater o Prodimar para tratar de paliar el
problema del hambre en el mundo. Se trata ni más ni menos que de distribuir
agua de mar de la manera más barata posible. De momento es en Colombia y
Nicaragua donde estas instalaciones han tenido mayor arraigo. El procedimiento
es similar en todos los casos. Se comienza recogiendo agua de mar de sitios
alejados de las playas -a más de 5 kms- y en profundidades de entre 10 y 20 metros,
en playas que cumplan todas las garantías de limpieza o en pozos cercanos al
mar. Y después, tras los análisis pertinentes, se transporta en recipientes de
plástico mediante voluntarios para ser distribuida en los dispensarios entre la
población. Así de simple, sencillo y barato. “El agua de mar obtenida de un
pozo cercano a la orilla del mar –nos diría Ángel Gracia-suele estar
esterilizada dentro de los parámetros sanitarios exigidos y aceptados por todos
los países del mundo. Y es que el agua de esos pozos se filtra a través del
cuarzo de las arenas subterráneas dando una calidad equivalente a la que se
obtendría con un filtro de porcelana”.
Afirmación
ésta que sin embargo el doctor Marco Payá no comparte porque “bastantes
dificultades tuvimos para adaptar los protocolos de Quinton a la farmacopea
europea como para creerme que eso sea así. Un simple envase de plástico no
estéril de 5 litros o más ya se contamina en menos de 24 horas. No es pues
creíble”.
En
cuanto a la posible toxicidad del agua de mar cuando se ingiere de manera
directa Wilmer Soler, bioquímico y profesor de la Universidad de Antioquía
(Colombia), efectuó una de las escasas investigaciones realizadas con ella,
obtenida en su caso en las aguas de Coveñas. Y aseguraría que era segura para
el consumo humano, afirmación que otros investigadores ponen sin embargo en
entredicho.
“Nuestra
recomendación para aprender a beber el agua de mar–explica Ángel Gracia- es que
se haga poco a poco. Si se añade limón -al gusto- el sabor resultante, con algo
de imaginación, puede recordar al de las ostras. Luego, cuando uno se
acostumbra, puede beberla directamente con o sin limón”.
Y
puede tener razón porque las personas que la beben en dispensarios como el de
La Ceja en Colombia no tienen problema para ingerirla. “A la entrada de muchas
tiendas, cafés, restaurantes, escuelas y escenarios deportivos de La Ceja
–puede leerse al inicio de un reportaje publicado en El Colombiano- se repite
una placa azul con una leyenda que advierte: ‘El agua de mar cura todos los
males de los hombres (Eurípides)’. No más al pasar al lugar el visitante se
encuentra con un botellón y con vasos dispuestos para servir lo deseado, previa
certeza de que es gratuita. Un rato de observación, a media tarde, permite
apreciar que la cita con la bebida es casi un hábito para los parroquianos
mayores, amas de casa y estudiantes. Pero la sola leyenda no es lo que cautiva.
Lo es el convencimiento de adultos y jóvenes que saben de los pequeños milagros
obrados por las dosis rutinarias del agua marina”.
Debemos
agregar que en los dispensarios marinos el agua de mar se usa principalmente
como suplemento nutricional pero también como parte del tratamiento de
enfermedades respiratorias, hiperlipidemias, diabetes, úlceras, gastritis, etc.
Según informes recogidos por Soler del funcionamiento de dispensarios marinos
como el de la Ceja el 90% de las personas que utilizaban agua de mar
manifestaron haber obtenido beneficios. Y el 10% restante, que dijeron no
haberlos tenido, no empeoraron.
Por
regla general los tratamientos pasan por el consumo de tres vasos de agua de
mar al día (500 centímetros cúbicos) durante varios meses. Y como ejemplo de lo
que se puede conseguir la doctora Teresa Ilari, directora de los Dispensarios
Marinos en Nicaragua y miembro activo deSeawater, asegura que los resultados
obtenidos tanto en la Clínica Santo Domingo como en el resto de dispensarios
marinos son llamativos: recuperación total de la salud en muchos pacientes,
disminución del consumo de medicamentos en las enfermedades crónicas
-hipertensión arterial, diabetes, cirrosis hepática, cardiopatías, reumatismo,
artrosis, etc- y la resolución de patologías no curables por métodos
farmacológicos como cirrosis, rinitis alérgicas, psoriasis, etc. “También uso
el agua de mar para tratar problemas del hígado y los riñones –declaró Ilari a
la revista nicaragüense Enlace- porque regenera las células. Aquí atiendo por
ejemplo pacientes con cirrosis, algo común entre los varones que han tomado
mucho licor. El primer paciente que entró en el programa para tomar agua de mar
padecía de cirrosis. Le sacábamos más de 32 litros de líquido de la barriga
cada mes. Pero desde que está tomando el agua de mar ya lleva más de tres meses
que no se le saca líquido y tiene la barriga bajita. Él, con 52 años, estaba
desahuciado, no iba a trabajar nunca más y ahora ya está pensando en volver a
él. El otro caso es el de un paciente norteamericano que tenía insuficiencia
renal. Con el agua de mar ya no tiene aquella dejadez, aquellos mareos y vómitos,
y la creatinina le bajó casi a lo normal. Ahora se ha quedado y está muy bien”.
Indudablemente
queda aún mucho por investigar sobre las posibilidades del agua de mar, sobre
su consumo y sobre quiénes pueden o no beneficiarse pero parece claro, tras los
trabajos de Quinton y las experiencias que se van acumulando en diversas partes
del mundo, que es necesario prestar mucha más atención a las posibilidades del
elemento más abundante del planeta: el agua de mar. Sobre todo desde el punto
de vista de su aportación nutricional.
Ya
en 1911 el doctor Plantier, comentando el trabajo de René Quinton, concluía así
un artículo: “Por todas estas razones les invito vivamente a que recurran al
método de Quinton cada vez que puedan. Ahí el médico tiene un campo de exploración
inmenso donde todavía hay mucho que rebuscar y una terapia sencilla, sin
peligro, verdaderamente racional y eficaz cuyas aplicaciones no harán más que
desarrollarse cada vez más. Nuestras observaciones actuales permiten únicamente
entrever cuán amplio campo de aplicación abre a la actividad terapéutica el
descubrimiento genial de Quinton”. Pronto hará 100 años de esas palabras así
que con un poco de suerte igual no pasan otros cien antes de que la sociedad
valore las posibilidades nutricionales y terapéuticas del agua de mar.
Terminamos
agregando que el Dr. Marco Payá no comparte en absoluto la convicción de
quienes afirman que el agua de mar puede beberse sin haber sido tratada según
el protocolo que explicó René Quinton. Para que realmente sea útil
terapéuticamente debe a su juicio obtenerse en las zonas donde se hallan los ya
mencionados torbellinos, a la profundidad descrita -donde no llegan los rayos
solares pero tampoco está demasiado cerca el fondo-, diluida en la proporción
adecuada con agua de manantial –y no con agua destilada como el propio Quinton
pensó que sería mejor al principio aunque luego rectificó- y convenientemente
depurada porque hoy día la contaminación de nuestros mares y océanos impide su
ingesta directa –con mucho mayor motivo en nuestras contaminadas costas- ya que
quien así lo haga se arriesga a caer enfermo. De ahí que lamente que su
entusiasmo por ella lleve a otras personas a hacer afirmaciones discutibles
cuando no peligrosas.
El
debate está abierto.
Antonio
F. Muro
________________________________________
Otros
usos del agua de mar
Quienes
defienden el uso del agua del mar como recurso terapéutico y nutricional no
dudan también en sostener que es igualmente buena para usos ganaderos y
agrícolas. Y así se ha puesto de manifiesto en los distintos encuentros
internacionales sobre ella que ha habido en los últimos años. En agosto del
2006, por ejemplo, se celebró en La Ceja (Colombia) el VII Encuentro del agua
de mar -organizado por la Universidad de Antioquia, Proyectos Dispensarios
Marinos (Prodimar) y la Fundación Aqua Maris- y en él se explicó cómo en
numerosos países de distintos continentes se ha demostrado ya que puede regarse
con agua de mar salicornia, pimientos, berenjenas y tomates y otras hortalizas.
“Con agua de mar –se explicaría- se ha logrado
reforestar parte de los desiertos de Eritrea, la India y México. Utilizando,
eso sí, variedades ya adaptadas a la salinidad como el mangle, lo que permite
impactar favorablemente en el medio ambiente y el calentamiento local”.
Hay
muchos ejemplos. Cerca de la Bahía de Kino -en Sonora (México)- casi 242
hectáreas de tierra árida y costera han sido transformadas en exuberantes
campos verdes utilizando agua de irrigación del Mar de Cortés mediante el
cultivo de Salicornia, una planta halófita –capaz de sobrevivir en condiciones
de salinidad muy alta- de la que existen 250 especies en costas, estuarios y
suelos salinos que se usa para la producción de aceites comestibles y
cosméticos, alimento para el ganado y fabricación de biocombustible. Han
bastado una serie de canales para llevar el agua del océano hasta el desierto.
El impulsor de la iniciativa –bautizada como Proyecto Agro-Forestal con Agua de
Mar- es Carl Hodges, catedrático del Departamento del Suelo, Agua y
Medioambiente de la Universidad de Arizona e impulsor de Seawater.
Y
no sólo en México la salicornia es una posibilidad de desarrollo económico. En
Argentina hay en marcha un proyecto en la costa atlántica de Tierra Del
Fuegopara cultivar especies vegetales halófilas con agua de mar en más de
30.000 hectáreas. “Se trata – se explica en el proyecto- de una alternativa a
los cultivos tradicionales de una especie con contenidos nutricionales
interesantes para la alimentación humana según análisis proximales realizados
por el INTI, con un 14% de proteínas, calcio, magnesio, potasio y sodio y un
40% de ácidos grasos esenciales. Su alto contenido en ácido linolénico
posibilita una reducción del contenido de colesterol del 50% en corderos
alimentados sobre pastizales salinos con dominancia de salicornia”.
Ahora
bien, las posibilidades en el ámbito agrícola del agua de mar no se limitan a
las zonas costeras. Actualmente la empresa norteamericana OceanGrow traslada
agua de mar desde Florida hasta Dakota del Sur y Nebraska -a más de 2.000
kilómetros de distancia- para regar 15.000 Ha. de cultivos de trigo, maíz y
soja.
Y
más sorprendente resulta aún el proyecto que se está llevando a cabo en
Eritrea, en el Cuerno de África. En 1999 Ned Daugherty y sus socios crearon
allí las primeras granjas de agua marina mediante una empresa conjunta entre el
gobierno y la compañía de Hodges A través de tuberías bombean agua de mar para
regar 1.482 hectáreas de desierto. El agua se aprovecha primero para criar
camarón en piscinas de agua salada y después pasa a tres lagos artificiales
donde se cría la tilapia, un pez tropical criado para la exportación. Y
posteriormente ese agua se aprovecha para regar cultivos de salicornia y más
200.000 árboles de manglar –un ecosistema formado por árboles muy tolerantes a
la sal- y otros cultivos marinos, algunos de ellos experimentales. A partir de
ahí la tubería vuelca el agua -para entonces rica en residuos- en un humedal
artificial que ya ha atraído a más de 154 especies de aves -123 de ellas en la
lista de especies en peligro de extinción-, antes de volver de nuevo, una vez
filtrada, al mar.
También
puede utilizarse agua de mar en cultivos ornamentales. En Badalona Francisco
Sánchez presidente deAqua Maris, inició el pasado mes de agosto el cultivo de
un jardín experimental regado con agua de mar pero mediante el sistema de goteo
lo que le permite utilizar aguas salinas o al menos con un contenido en sales
superior a las que pueden emplearse con cualquier otro sistema de riego sin que
disminuya el rendimiento. Y según sus propias palabras, el jardín es
“exhuberante”.
Terminamos
indicando que por si todo lo dicho fuera poco recientemente se ha sabido que el
agua de mar ¡arde a altas temperaturas! desprendiendo hidrógeno y, por tanto,
podría ser utilizada como fuente de energía. John Kanzius, un investigador
norteamericano que trabajaba en un generador de frecuencias de radio para
tratar el cáncer, bombardeaba con él un día agua de mar para ver si así lograba
desalinizarla y comprobó asombrado que cuando la expuso a sus frecuencias de
radio ésta ¡se puso a arder! Al parecer la razón es que las frecuencias de
radio permiten la liberación de hidrógeno siendo éste el que, una vez
desprendido, arde al estar expuesto a las frecuencias. Los científicos quieren
averiguar ahora si la producción de energía a partir de la quema de hidrógeno
–la temperatura llegó a más de 3.000 grados Fahrenheit- es suficiente para
mover un automóvil o maquinaria pesada. Rustum Roy, un químico de la Penn State
University que observó directamente el procedimiento, afirmaría que a su juicio
se trataba “del descubrimiento más notable en la ciencia del agua en 100 años”.
DÓNDE COGERLO
Si
coges agua, lo más profundo posible en zonas sin contaminación ni
desagües. Zonas rocosas son buenas. Puedes llenar dos garrafas de 5
litros y tirar con ello una buena temporada. Con un cuarto de litro al
día mezclado con agua normal o caldos vegetales (espinacas, repollo…) te
sobra y puedes tomarlo toda la vida. Si lo quieres como purga o laxante
el libro te explica la metodología. El mero hecho de beber agua de mar
es ligeramente laxante y seguramente el primer día tendrás diarrea
suave. Has de tomarlo poco a poco no un litro a lo bestia y mezclado
para que el cuerpo y los riñones se acostumbren gradualmente. Puedes
tomarlo a sorbos y traguitos a lo largo del día. Unos tres vasitos
mezclado con agua normal es más o menos suficientes.
En
casos de anemias y enfermedades suele ser muy útil ya que te recupera
más rápidamente y de una manera natural y sin contraindicaciones.
MANERAS DE BEBER O INGERIR AGUA DE MAR
Mariano Arnal, que es un hombre de letras profesor de lenguas clásicas, escribe:
“1.- Puedes usarla en pequeñísimas cantidades para enriquecer mineralmente el agua o zumos que tome
2.-
Puede isotonizarla (convertila en igual de salada que nuestas lágrimas y
demás líquidos que circulan por nuestros cuerpos) y así obtener una
bebida muy adaptada a nuestras necesidades orgánicas.
3.-Puede emplearla en la cocina, básicamente para salar los alimentos.
4.- Puede usarla, preferentemente hipertónica (sin rebajar) para regular el tránsito intestinal.
5.- Puede usarla de dentrífico y en forma de colutorio, de higienizador de la cavidad bucal y sus conductos
6.-Le puede ir muy bien como digestivo cuando sienta pesadez. También es mejor sin rebajar
7.-
Puede emplearla antes de las comidas para reducir el hambre y la
ansiedad. Es una buena ayuda para mantener una dieta equilibrada.
8.- Como lavativa completa o parcial del aparato digestivo.